"Olvídense por un momento de las grandes infraestructuras
descritas en esta serie. Ninguna de ella resiste la comparación con el
puerto exterior de A Coruña, que empezó a construirse en 2005 a unos 10
kilómetros del que ya existe en el centro de la ciudad.(...)
Y segundo, porque muy pocos proyectos en este país han contando con
tantos apoyos institucionales: el del antiguo alcalde socialista de A
Coruña y gran impulsor de la obra, Francisco Vázquez; el del Gobierno
central de José María Aznar; el autónomo de Manuel Fraga (PP) y más
tarde el del bipartito de socialistas y nacionalistas.
A través de Fraga
se logró el apoyo de la entonces vicepresidenta de la Comisión Europea,
Loyola de Palacio; y con su ayuda, el compromiso de la Unión Europea de
aportar unos 265 millones de euros.(...)
Una de las posibles respuestas hay que buscarla en el entorno de la exministra de Fomento Magdalena Álvarez
(2004-2009), que fue el único alto cargo de la Administración que opuso
resistencia. Sus colaboradores veían un dislate aquella operación.
“Sufrimos unas presiones tremendas para aprobar las obras.
Porque
nosotros vimos desde un primer momento que aquello era un capricho de
rico, era disparar con pólvora del Estado, como si el Estado fuera un
ente abstracto que vive en el más allá y que fabrica el dinero con una
máquina de hacer billetes. Hay tráficos, como le pasa al puerto de
Barcelona, que son molestos para el entorno.
Y en A Coruña es evidente
que eso pasa. La mayor parte de los puertos tienen descargas de
productos petrolíferos y la mayor parte de los puertos de España son
urbanos. El traslado hacia otras zonas hay que hacerlo de forma gradual y
cuando se tiene dinero para hacerlo.
Pero la solución en A Coruña ha
sido muy de ricachón, de decir: yo cojo, construyo jardines y me llevo
el puerto al otro lado. ¿A qué precio? Pues me da igual, cueste lo que
cueste. En España no hemos aprendido que cualquier obra de estas
dimensiones las pagamos todos”, indica un experto próximo al caso. (...)
Fernando Palao, gallego nacido en Ourense hace 65 años, niega
rotundamente tal extremo: “Mi cariño por Gijón, donde solo estuve nueve
meses trabajando, no es tan acendrado como para hacer ese tipo de
disparate. Mis argumentos contra el puerto exterior eran y son
económicos (porque no genera ninguna inversión adicional, ni más tráfico
del que ya existe en el puerto interior), financieros (porque no había
dinero para financiarlo y hubo que acudir a una operación urbanística,
que está parada por la crisis) y oceanográficos (porque Langosteira es
el peor sitio de la costa española donde se puede construir un dique)”. (...)
El argumento principal que opuso el equipo de Magdalena Álvarez es que
el puerto interior de A Coruña era más seguro que el de Langosteira y
encima cumplía con todos los requisitos de normativa medioambiental y de
seguridad. Algunos técnicos, además, indicaron que debido a la
agitación de las aguas, Langosteira debería permanecer inoperativo un
número indeterminando de dias al año.(...)
“Es cierto que hubo algún problema cuando en los barrios próximos al
puerto se encontraba polvo de carbón en la ropa tendida, pero se
resolvió obligando al concesionario a construir un almacenamiento
cerrado”, indica el citado experto anónimo. (...)
Las obras, en las que han muerto ya cinco personas,
continúan su marcha, aunque con el gran inconveniente de que el dinero
que se esperaba recaudar con la venta del terreno del puerto céntrico no
termina de llegar." (El País, 18/11/2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario