17/3/21

Yolanda Díaz, nueva vicepresidenta y futurible líder de Podemos... una comunista de carnet que se ha ganado al tiempo la confianza de los sindicatos y de la patronal... y la ministra de Unidas Podemos que tiene mejor imagen entre el votante del PSOE. O sea, una competidora electoral potencialmente más dura de roer...

 "Los vertiginosos episodios políticos de los últimos días, con la culminación de las elecciones anticipadas en Madrid, han brindado la oportunidad a Pablo Iglesias de concretar la maniobra que venía madurando desde hace tiempo: ceder a Yolanda Díaz el cartel electoral de Unidas Podemos. 

Así se lo propuso en varias ocasiones a la ministra de Trabajo, pero esta se había resistido hasta ahora, según fuentes de la formación. Díaz, por el momento, tampoco ha reaccionado a la propuesta de Iglesias de que asuma la vicepresidencia segunda y sea la candidata de Unidas Podemos en las próximas elecciones generales, aunque en la formación ya se da por hecho el relevo. Y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tampoco ha puesto impedimentos al relevo.

En público y en privado, el vicepresidente segundo prodigaba en los últimos meses los elogios a Díaz, a quien le une una amistad de años, anterior a la fundación de Podemos. Apelaba a la ministra de Trabajo como una prueba de la rentabilidad que, según él, su formación ha conseguido con la entrada en el Gobierno. En poco tiempo, la dirigente gallega había pasado de ser una diputada que ni estaba en la primera fila a una de las ministras estrella del Gabinete y consolidaba así un “nuevo liderazgo” en Unidas Podemos, según las palabras del propio Iglesias.

Detrás de esas palabras, había un plan que Iglesias manejaba con mucha más discreción: había concluido que él mismo debía dar un paso atrás y convencer a Díaz de que ella sería la mejor baza electoral de la formación. Este lunes, en el vídeo en el que ha anunciado su decisión, lo ha planteado en términos aún más ambiciosos: “Puede ser la próxima presidenta del Gobierno”.

 Pero Díaz, con un perfil mucho menos agresivo que el de Iglesias, se resistía, según las fuentes consultadas. Ya lo hizo en su momento, antes de llegar al Gobierno, cuando el líder de Unidas Podemos le dijo sin darle opción a la negativa: “Vas a ser ministra de Trabajo”. Ahora afirmaba que su horizonte no iba más allá de completar una gestión en el ministerio que ha conseguido, entre otras cosas, un fenómeno que casi nadie podía esperar: una comunista de carnet que se ha ganado al tiempo la confianza de los sindicatos y de la patronal.

 A pesar de las negativas de Díaz, Iglesias insistía. Y ha visto la ocasión en la convocatoria electoral en Madrid para forzar la jugada y ceder a la dirigente gallega su espacio en el Gobierno y el liderazgo social de la coalición. El fundador de Podemos ha hecho de la permanencia en el Ejecutivo el gran norte de la estrategia política de su organización, pero en lo personal, según dirigentes próximos, nunca ha acabado de verse por completo en el papel. 

“En contra de lo que se veía desde fuera, en la organización se había instalado la idea de que Pablo no sería el próximo candidato”, comenta un miembro de la dirección. “Él mismo lo insinuó en alguna entrevista, aunque parece que no se lo creían”. Por eso, aunque casi nadie esperaba el movimiento en concreto de Iglesias en la mañana de este lunes, tampoco ha sido una sorpresa total su abandono del Gobierno ni que Díaz sea la elegida.

 Díaz tiene una posición muy libre de ataduras dentro de la coalición encabezada hasta ahora por Iglesias. Aunque proviene de Izquierda Unida, de la que fue líder en Galicia, la abandonó el año pasado, disconforme con la línea del coordinador general y también ministro de Consumo, Alberto Garzón. Mantiene el carnet del PCE y una buena sintonía con su secretario general, Enrique Santiago. Su relación con Podemos es casi exclusivamente a través de su amistad con Iglesias. Mejor enganche ha tenido siempre con la confluencia catalana.

En el Gobierno, la ministra de Trabajo ha protagonizado encontronazos con algunos socialistas, muy en especial con la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, el gran bastión de la ortodoxia en el Gabinete. Eso le ha granjeado también tensiones con La Moncloa en determinados momentos. Pero, a diferencia de Iglesias, la ministra de Trabajo no ha apostado por tensar el pulso aireando las discusiones en público y ha procurado mantenerlas en términos más técnicos que políticos.

Si finalmente fuese la vicepresidenta segunda, Díaz garantizaría a Pedro Sánchez una actitud pública mucho menos beligerante que la de Iglesias. Tampoco es que su figura no despierte recelos entre los socialistas, pero en este caso por motivos bien distintos: es la ministra de Unidas Podemos que tiene mejor imagen entre el votante del PSOE. O sea, una competidora electoral potencialmente más dura de roer."                    (Xosé Hermida, El País, 15/03/21)

 

 "Pablo Iglesias ha cedido el liderazgo del partido a la fenesa, que podría ser la próxima candidata de la formación morada a las elecciones generales.

 La decisión del actualmente vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, de dejar su cargo en el gobierno para disputar a Isabel Díaz Ayuso la presidencia de la comunidad de Madrid, ha dejado a la ferrolterrana Yolanda Díaz, actual Ministra de Trabajo, como nueva vicepresidenta segunda del Gobierno y futurible líder y candidata de Podemos en las elecciones generales.

El actual líder de la formación morada ha señalado en un comunicado “la consolidado evidente de los liderazgos de compañeros y, sobre todo, de compañeras que tienen un inmenso futuro por delante”, y aludió expresamente al peso en el ejecutivo de coalición de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien “ya es la mejor ministra de Trabajo de la historia de nuestro país”, según Iglesias. “Creo que digo algo que sienten millones de personas de izquierdas en España si digo que Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta del Gobierno de España”.

 Yolanda Díaz lleva ocupando cargos institucionales desde el año 2003, cuando se hizo con un acta de concejala en el Ayuntamiento de Ferrol. Fue teniente de alcalde de un gobierno de coalición de PSOE con IU en Ferrol, que duró desde el verano de 2007 hasta octubre de 2008, cuando la coalición se rompió.

En 2005, tras asumir el cargo de coordinadora nacional de Esquerda Unida –la federación de IU en Galicia–, que conservó hasta 2017, fue candidata a la Xunta y repitió en 2009, quedando fuera del Parlamento en ambas ocasiones.

 La actual ministra dio su salto a la política nacional en 2015, cuando concurrió como candidata al Congreso por A Coruña en las elecciones generales de ese año con la coalición En Marea, que conformaron Esquerda Unida, Podemos y Anova cuando el acuerdo a nivel estatal con IU había sido imposible.

Tras conseguir escaño, pronto se convirtió en una de las piezas clave del grupo parlamentario, por su relación de máxima confianza con Iglesias y por ser una de las diputadas con más experiencia en algunos temas de importante calado, como Empleo e Industria –los periodistas parlamentarios la reconocieron como parlamentaria más activa en 2018–."                  (Enfoques, 15/03/21)

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