Uno de los grandes problemas de la Galicia contemporánea ha sido el modo en que las elites se han constituido como un coto cerrado. No es que a ellas no se hayan incorporado gente de abajo, pero lo han hecho siempre que antes hayan interiorizado las jerarquías. (...)
Las caixas han sido uno de los vectores de ese inmovilismo. La autonomía de sus directivos en la gestión fue casi absoluta, a pesar de tratarse de meros gestores y no propietarios. Más que a las necesidades de la economía gallega han subvenido a las de empresarios y políticos afines. Sería preciso, desde la independencia, hacer un balance de su gestión realista y no hagiográfico, como se estila. Y prevenir que tal cosa pueda volver a repetirse en el futuro, o que se privatice a beneficio de podemos imaginarnos perfectamente quienes. " (ANTÓN BAAMONDE: Caixas, segundo 'round'. El País, 31/10/2010, p. 4)
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