El último episodio, de finales de 2009, obligó a desalojar varios edificios. Un informe de la empresa viguesa Ingebaires, encargado por el propio Ayuntamiento el año pasado para identificar la causa del desastre, recomienda "revisar los usos permitidos en la zona evitando aquellos que sean atractores de tráfico pesado".
El Plan General sometido a revisión ni siquiera establecía el máximo de sótanos que se podían construir a pesar de que, como reconoce el arquitecto muncipal, "la zona es muy conflictiva". (...)
El estudio de los técnicos en el que se basa la suspensión de los permisos llegó tras el calvario de los vecinos de una urbanización recién construida. Desprendimientos de parte de las fachadas, grietas o puertas que ya no cerraban acabaron dejando vacías muchas viviendas del relleno. "Existen razones de distinta índole", explica el arquitecto Andrés Breijo, "pero la que más pesó fue la presencia de un manto hídrico".
El informe de los ingenieros lo corrobora. El extenso relleno realizado décadas atrás "se vertió sobre el terreno natural existente, constituido por un potente depósito de fangos de llanura mareal, ligados al desarrollo del estuario del río Anllóns", recoge el documento. El relleno no se ha consolidado. "Eso lleva cientos de años", reconoce Breu. "El depósito mareal se caracteriza por una compacidad floja-muy floja y por estar saturado casi en su totalidad.
La presencia de materia orgánica, el contenido en finos y su saturación podrían ser las principales causas que condicionan su proceso de consolidación que, como queda de manifiesto en los ensayos edométricos realizados, aún está lejos de finalizar", prosigue el informe, ilustrado con fotografías de los desperfectos en fachadas y aceras.
El edificio que más sufrió los daños, situado en la Rúa Eduardo Pondal, tuvo que ser apuntalado para garantizar su estabilidad.
A las condiciones geológicas del terreno hay que añadir la construcción en 2008, en la parte del relleno, de un edificio cuyos sótanos actuaron de "obstáculo" e impidieron la recuperación del nivel freático -la distancia a la que se encuentra el agua de la superficie-, puesto que las obras dificultaron la llegada de aportes de agua del Anllóns.
El descenso de la capa freática llegó a ser de casi dos metros con respecto a las mediciones de 2007. En algunas zonas del relleno el nivel incial no se llegó a recuperar." (El País, Galicia, 19/02/2011, p. 2)
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