"La historia de la democracia española en Galicia puede saltar de vertido en vertido en su costa, de naufragio en naufragio, con muertos las peores veces (Andros Patria en 1979 o el Casón en 1987) y porquerías venenosas siempre (los anteriores y el Urquiola en 1976 o el Toconao de 2023), que inundaron las playas, aniquilaron fauna y flora y envenenaron el mar.
La historia de Alianza Popular/Partido Popular en la democracia española también puede danzar de mentira en mentira con cadáveres calientes sobre la mesa (el hermanamiento financiero con los narcos gallegos, el accidente del Yakolev-42 o los atentados del 11-M) o con chapapote ("hilitos con aspecto de plastilina" del Prestige) o toneladas de pellets contaminantes ("bolitas de plástico" del citado Toconao) en el mar. La cuestión es que el capitán del barco PP (llámese Fraga, Aznar, Rajoy, Feijóo o Rueda), al contrario de lo que dictan las normas del Derecho Marítimo, se salve antes que nadie, se hunda o no el barco.
El modus operandi ante las tragedias, sean accidentes (un decir), atentados o vertidos contaminantes, siempre es el mismo: primero se niega la catástrofe diciendo que no hay tal cosa; si es imposible esconder sus efectos, se intentan tapar las responsabilidades que pueden afectar al capitán del barco (metiendo cadáveres mezclados en ataúdes turcos para enterrar rápido o tratando de convencer al mundo de que un brutal atentado islamista en Madrid es de autoría ETA); si nada de eso se puede conseguir, se le echa la culpa al adversario/enemigo electoral y se apela a la desmemoria y desinformación ciudadana, la cual, francamente, en España -no digamos en Galicia, gracias a las subvenciones compravotos de último momento y a unos medios de comunicación amnésicos- es característica intrínseca desde ni recuerdo.
Con el último escándalo de la Xunta, el vertido de pellets en las costas gallegas conocido el 13 de diciembre y que a 9 de enero, sigue sin ser declarado emergencia nivel 2 para no aceptar desde el Ejecutivo autonómico la ayuda del Gobierno de Pedro Sánchez (ya lo constata un dicho popular
madrileño: "Antes se envenenan el mar, su fauna, su flora, a los y las
gallegas, asturianos/as y otras especies autonómicas que aceptar ayuda y
dar la razón al Perro"). Da lo mismo que las conversaciones grabadas hayan delatado al equipo del presidente Alfonso Rueda, que el 18 de febrero se presenta a su primera elección en urnas; no importa que científicos y ecologistas estén advirtiendo sobre la toxicidad de las "bolitas" para la naturaleza, incluida la humana; que los concellos
costeros reclamen más medios después de haber curtido su historia del
último medio siglo a base de fuel, plástico, muerte, contaminación,
falta de recursos y vuelta a empezar, con solo la solidaridad de
voluntarios/as llegadas de todo el mundo como contrapunto a tanta
miseria política y moral. Y en Galicia, 20 años después del Prestige, nos tragamos el Nunca máis con arcadas, porque "é a liberdade, estúpido"." (Ana Pardo de Vera, Público, 08/01/24)
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