José Cuiña protagonizó una historia impetuosa de ascenso social que él siempre tuvo muy clara: el hijo del molinero que pudo ser presidente de Galicia. (…)
La llegada de Fraga a
Fue en ese marco de confusión ideológica en el que Cuiña cabalgó montado en su populismo al frente de las bases del partido de origen rural y popular en una lucha contra los dueños históricos de la derecha, la casta de señoritos franquistas. Cuiña hizo alardes de rudeza y capacidad de organización y movilización popular que arrinconaron a sus enemigos. Parecía que, con el consentimiento del patrón, había creado el PPdeG… El único engañado en aquella historia fue Cuiña, pues, como Otelo, era un intruso que había accedido a un mundo que lo rechazaba. Aquel mundo pertenecía a Mariano Rajoy y a Alberto Núñez Feijóo.” (SUSO DE TORO: No hay que morir joven. El País, ed. Galicia, Galicia, 06/01/2008, pp. 2)
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