11/1/08

Si el cacique es galleguista, no es cacique... hace país

José Cuiña protagonizó una historia impetuosa de ascenso social que él siempre tuvo muy clara: el hijo del molinero que pudo ser presidente de Galicia. (…)

La llegada de Fraga a la Xunta le hizo ver que necesitaba una legitimidad para ocupar el cargo de presidente y descubrió el galleguismo que antes había perseguido, con inteligencia integró y compró literalmente medios de comunicación, galleguismo y galleguistas. (…)

Fue en ese marco de confusión ideológica en el que Cuiña cabalgó montado en su populismo al frente de las bases del partido de origen rural y popular en una lucha contra los dueños históricos de la derecha, la casta de señoritos franquistas. Cuiña hizo alardes de rudeza y capacidad de organización y movilización popular que arrinconaron a sus enemigos. Parecía que, con el consentimiento del patrón, había creado el PPdeG… El único engañado en aquella historia fue Cuiña, pues, como Otelo, era un intruso que había accedido a un mundo que lo rechazaba. Aquel mundo pertenecía a Mariano Rajoy y a Alberto Núñez Feijóo.” (SUSO DE TORO: No hay que morir joven. El País, ed. Galicia, Galicia, 06/01/2008, pp. 2)

Pobrecito, el hijo del molinero, nuestro “self made man” de Lalín, enriquecido velozmente, por patriotismo. Manejó el poder que le dieron los subsidios de Bruselas, un ejemplo de las "nuevas élites autonómicas" que basan su poder en los subsidios . Uno de los culpables de que la renta gallega no subiera entre un 20% y un 40% , a causa del nefasto manejo de estos subsidios por los sucesivos gobiernos de Fraga.

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