31/10/12

Yolanda Díaz ha sabido recuperar la mejor tradición del comunismo; su capacidad y generosidad para tejer frentes amplios que aspiran a representar una mayoría social y popular

"En Galicia hemos visto que la indignación social puede convertirse en votos si la izquierda es capaz de presentarse como una oposición real. En poco más de un mes, Alternativa Galega de Esquerda, una coalición electoral entre federalistas e independentistas, ha puesto patas arriba el mapa electoral gallego y se ha plantado con el 14 por ciento de los votos partiendo de la nada.

 Si tenemos en cuenta que el histórico BNG, libre además de su ala derecha que emigró hacia la nada, ha superado el 10 por ciento de los votos, tenemos que más del 24  por ciento de los votantes gallegos ha optado por fuerzas políticas a la izquierda del PSOE, que se ha quedado en poco más del 20 por ciento. No hay que olvidar que hace solo un mes, el CIS daba sólo un diputado a la coalición liderada por Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz y que pocos éramos entonces los que pensábamos que AGE podía pasar de los dos o tres escaños.

Los únicos activos que se le presuponían a la Syriza gallega eran el impulso federal de Esquerda Unida (que en las generales había obtenido un resultado digno en Galicia y a la que las encuestas daban una representación testimonial en la cámara legislativa gallega) y el carisma de un Xosé Manuel Beiras que, aunque veterano, podría robarle algunos apoyos al BNG. 

Muchos querrán decir ahora que lo que se ha producido es una recolocación de los votos nacionalistas, pero basta leer los resultados con atención para darse cuenta de que Beiras es mucho más que una imagen que se lleva votos propios del BNG y que AGE es mucho más que una fuerza nacionalista tradicional aliada con Esquerda Unida por mera conveniencia. Puede que incluso algún que otro cuadro de la coalición, cegado por la miopía y la mediocridad propia de muchos fontaneros lo vea así, pero por suerte la política a veces vuela más alto que los burócratas.

Beiras ha demostrado ser mucho más que la historia reciente del nacionalismo gallego, revelándose como un dirigente de altura, capaz de identificar las contradicciones y las posibilidades políticas del tiempo presente. Los que desprecian la formación intelectual en la política han saboreado la amargura de una lección que no olvidarán; que los dirigentes, para ser tales, están obligados a estudiar y a asomar la cabeza por encima de la vida interna de partido.

Beiras nunca ha dejado de estudiar y su paso por los foros sociales y su cercanía a los movimientos le han hecho entender muy bien lo que significó el 15M y lo que significa una crisis de régimen. Los fontaneros pueden ganar congresos pero para ganar en política hace falta algo de esa inteligencia que el genio sardo llamaba orgánica y que sirve para conectar con el pueblo.

Yolanda Díaz, por su parte, ha sabido recuperar la mejor tradición del comunismo; su capacidad y generosidad para tejer frentes amplios que aspiran a representar una mayoría social y popular en un momento histórico en el que la resistencia democrática frente a un fascismo con rostro de tecnocracia, es la mejor receta para que la izquierda pueda aspirar a algo más que a un tercer espacio.

 La refundación de la izquierda que muchos despreciaron como una jugada tacticista de sus promotores, ha tenido en Galicia una etapa estratégica crucial.

La prueba de lo que digo es que una coalición política con escasísimos recursos ha sido capaz de llenar mítines y de movilizar, en poco más de un mes, una ilusión social que se ha transformado, sobre todo en los núcleos urbanos, en la oposición viva al Partido Popular. 

 Los portavoces de AGE han movilizado la conciencia nacional gallega mejor que nadie pero, sobre todo, han apuntado contra la política de las élites, con un estilo incorrecto, rompedor, pidiendo cárcel para los banqueros y los corruptos y haciendo propios buena parte de los mensajes y el estilo que la movilización social de los últimos tiempos ha incrustado en una parte importante de la sociedad.

Hay que tomar nota además de algo que en América Latina saben desde hace tiempo y que AGE ha manejado tan bien como su referente griego; contar con buenos portavoces. Presentar buenos candidatos es mucho más que jugar con la imagen y el carisma como elementos de marketing político. Los buenos candidatos son la pieza imprescindible para que los discursos se conviertan en motores que organicen la indignación social."                    (Pablo IglesiasPúblico.es, en Attac España, 28/10/2012)

No hay comentarios: