“En Galicia apenas si se han escuchado voces críticas con el modo en que se han gastado los ingentes recursos europeos que han regado el país en las últimas décadas. (…)
s cierto, no hay ni que decirlo, que el enorme cambio que ha vivido Galicia en los últimos 30 años ha tenido que ver con el Estado. Concretamente con el modo en que el Estado pagaba pensiones a una población envejecida que dejaba sin sustitución sus pequeñas explotaciones rurales. Han sido los presupuestos del Estado los que han evitado que Galicia fuese una hoguera. Sin ese factor, el 60% de la población ocupado en el sector primario no habría pasado a ser un 60% ocupado en el sector servicios.
La extensión de la sanidad y de la educación pública, así como las otras esferas de
Podría pensarse, sin embargo, que además de disfrutar de la democracia y el autogobierno -y concretamente de la posibilidad que dan de redistribuir recursos- alguien habría podido tener, en estos años, alguna idea. Que yo sepa no la ha habido. Quizás en algún lugar, pero no he conseguido enterarme.” (ANTÓN BAAMONDE: Galicia y España. El País, ed. Galicia, Galicia, 03/03/2008, p. 6)
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